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Crianza / Nuestros hijos son nuestra herramienta de evolución más grande

La crianza consciente es una herramienta hermosa que hoy en día tenemos para educar a nuestros hijos desde el respeto. Sin embargo; a mí la teoría siempre se me ha hecho hermosa y no muy fácil de poner en práctica. ¿Por qué? Porque antes de ir a entender las necesidades de los niños tenemos que entender cuáles son las nuestras para entender desde donde estamos reaccionando y desde donde estamos actuando. Entender qué le hace falta a nuestros hijos es mucho más concreto cuando entendemos que es lo que nosotros no podemos dar. Y no porque no queramos darle todo a nuestros hijos, pero porque tenemos condicionamientos que llevamos arrastrando toda la vida.

 

Tenemos que normalizar el hecho de que somos humanos y que hacemos lo mejor que podemos dentro de nuestras posibilidades como padres y personas multifacéticas que somos. Tenemos que normalizar que tenemos emociones y que no siempre se trata de validar las emociones de nuestros hijos. A veces es más importante validar nuestras emociones antes. Así como en los aviones nos piden ponernos la máscara nosotros antes de ponérsela a nuestros hijos en caso de emergencia, así mismo lo tenemos que hacer en el día a día con ellos. Revisar nuestro estado emocional y necesidades es fundamental para poder tener una relación coherente con nuestros hijos.

 

Tenemos que normalizar que no siempre vamos a poder hacer lo que nos indica la crianza consciente porque no siempre estamos en nuestro centro y está bien! Está bien que nuestros hijos sepan, que no somos perfectos, que tenemos nuestros momentos en los que necesitamos nuestro espacio.

 

Entender que para llevar una maternidad saludable no es necesario como requisito principal estar en estado ZEN ya nos quita a nosotros los padres un peso muy grande que viene de un idealismo que solo nos trae culpa y frustración. Entender que nuestros hijos no están rotos y no necesitan que los arreglemos nos quita también un peso muy grande. Entender que nuestros hijos mejores de 7 años son un reflejo de nuestro estado de conciencia y heridas internas nos da todo el poder de poder ayudarlos, porque en ese momento entendemos que si nosotros hacemos nuestro trabajo de evolución, ellos van a evolucionar también.

 

Para mí, tener la capacidad de conectar con nuestras emociones, con nuestras necesidades y las heridas que nuestros hijos como espejos nos muestran para sanar, es evolución. Para mí no hay nada más saludable que nosotros como padres evolucionemos para que ayudemos a nuestros hijos a tener más bienestar.

 

Hay otro concepto importante por entender y es que el primer lenguaje de los niños y los bebes es la energía. Ellos sin entender cognitivamente pueden leer la energía de sus padres y tanto aprender de ella como reaccionar frente ella. Si nosotros les decimos algo a nuestros hijos verbalmente o corporalmente (tal como nos enseñan todos a hacerlo) pero nuestra energía dice otra cosa, los niños solo procesan una incoherencia que no termina siendo muy saludables en ellos.

En conclusión.

#1. Los niños sobre todo antes de los 7 años, son un reflejo de sus padres. Tanto de su luz como de su sombra. Si conciencia está conectada a la conciencia de su madre! La mejor forma de ayudarlos es ayudándonos a nosotros a evolucionar

#2. Aprender conductas de comportamiento como padres no nos lleva a un buen resultado si no hacemos nuestro trabajo interno de revisar desde que energía estoy actuando

#3. Antes de aprender conductas idealistas, empezaría por conectar conmigo como persona. Empezaría a entender mis necesidades y empezaría a escuchar mi intuición. Nosotros como padres siempre tenemos la respuesta, pero por alguna razón siempre pedimos validación externa.

#4. Está bien si nuestros hijos notan nuestra frustración. Esconderla no es una opción, recuerda que ellos inconscientemente leen tu energía.

#5. Primero trabaja en ti antes de trabajar en ellos.